Prevención de parásitos
Los parásitos de los animales son en mayor o menor medida conocidos: todos hemos oído hablar del "quiste", las pulgas, las lombrices intestinales o las garrapatas. Sin embargo, no es del dominio general la posibilidad de prevenir que nuestras mascotas sufran estas indeseables "compañías".
Los últimos estudios sobre carga parasitaria en el medio urbano hacen que nuestra preocupación por este tema vaya en aumento, ya que los veterinarios somos los responsables de transmitir esa información, de que los propietarios de perros y gatos sepan qué parásitos pueden afectar a sus pequeños amigos y qué consecuencias pueden tener, no sólo sobre ellos, sino también sobre los demás miembros de la familia.
Existen muchos tipos de parásitos, así que lo primero que haremos será clasificarlos en internos y externos, según vivan dentro o fuera de nuestras mascotas.
PARÁSITOS INTERNOS
Los parásitos internos que más conocemos todos son las lombrices y las tenias. Pero hay otros parásitos que viven en células sanguíneas o también en el intestino, y que por su pequeño tamaño o su localización, no son tan conocidos.
Las lombrices son gusanos redondos, que se asemejan a un cordón, y la mayoría viven en el intestino, provocando adelgazamiento, diarreas, vómitos, pérdida de peso, hinchazón del abdomen, pelaje sin brillo, etc., según la cantidad que haya en el animal, su edad, y otras circunstancias. Muchas se transmiten directamente de la madre durante la gestación y/o la lactación, y otras por contacto de nuestras mascotas con las heces de animales parasitados.
Sin embargo, hay otras lombrices que viven en sitios diferentes, como la filaria, que cuando es adulta vive en el corazón, produciendo lesiones muy graves e incluso la muerte. Este parásito se transmite mediante la picadura de un mosquito a nuestro animal, que previamente había picado a un animal infestado.
Las tenias son gusanos planos, parecidos a una cinta, y producen síntomas similares a las lombrices intestinales. Se transmiten por las mismas vías, y algunas son muy conocidas, como la que produce el quiste hidatídico (ésta es más frecuente en perros que viven en el campo, ya que es transmitida por heces de ovejas y otros rumiantes que contaminan el agua, por lo que también puede llegar al hombre por verduras mal lavadas, etc., y no sólo por el perro). Otras son transmitidas por las pulgas. Para prevenir este problema, recomendamos la desparasitación cada 3 meses con unos comprimidos que le recomendará su veterinario.
Es importante resaltar que el hecho de que no veamos lombrices o tenias en las heces de nuestro animal, no quiere decir que no las tenga, ya que ellas viven en el intestino y no saldrán por sí solas a no ser que haya muchísimas o que las matemos con un antiparasitario. Los que sí se eliminan en las heces, son los huevos de estos parásitos, pero son microscópicos y no pueden verse a simple vista. Los huevos constituyen la principal fuente de transmisión de estas parasitosis.
Vamos a hablar ahora de esos otros parásitos internos menos "famosos":
Hay algunos que parasitan el intestino produciendo enfermedades a veces graves, como las giardias, los coccidios, etc. Estos parásitos producen síntomas parecidos a los de lombrices y tenias pero no responden a los antiparasitarios usuales y necesitan de un tratamiento médico adecuado que su veterinario pondrá una vez diagnosticado el problema. Otro parásito que se multiplica en el intestino, no sólo de nuestros animales de compañía, sino también de las personas, es el que produce la toxoplasmosis, normalmente sin síntomas, pero que en determinados casos (como la gestación, o embarazo en el caso de las mujeres) puede producir daños importantes. Si está usted embarazada y tiene un animal de compañía, no hay por qué preocuparse, pero consúltenos su caso. Despejaremos sus dudas y se sentirá más tranquila. Otros parásitos internos viven en los glóbulos blancos de la sangre, como la leishmania, que se transmite por un mosquito, o la ehrlichia, que es transmitida por garrapatas, así como la borrelia.
Algunos parasitan los glóbulos rojos, como la babesia, transmitida también por garrapatas, y otros viven en las plaquetas. Todos estos parásitos producen enfermedades graves al animal, con síntomas generales como apatía, falta de apetito, adelgazamiento, fiebre, problemas de la piel o de las articulaciones, hemorragias,... Además algunas pueden transmitirse a personas inmunodeprimidas, por lo que su control es muy importante. Si su animal sufre alguno de estos síntomas, por favor, contacte con su veterinario para diagnosticar lo antes posible la enfermedad: así su mascota tendrá más posibilidades de respuesta al tratamiento.
PARÁSITOS EXTERNOS
En cuanto a los parásitos externos, nos encontramos con una gran variedad, aunque los más conocidos son las pulgas y las garrapatas. Las pulgas son unos insectos de pequeño tamaño, pero visibles, y de color rojizo o negro, que corren mucho y saltan entre el pelo de nuestros animales. Se alimentan de la sangre de nuestras mascotas, y si las buscamos, es posible tanto verlas a ellas corriendo por su abdomen, como ver unas pequeñas partículas negruzcas en el pelo de nuestros perros y gatos, y que son, ni más ni menos que sus heces. Además podemos sospechar su presencia porque producen mucho picor, sobre todo en la zona final del dorso, axilas e ingles. En algunos animales producen una dermatitis alérgica y en otros, así como en las personas, sólo las picaduras propiamente dichas.
Por otro lado, pueden ser transmisoras de un tipo de tenia. Actualmente hay muchos productos para el control de las pulgas, desde los que simplemente las matan pero no previenen que nuestra mascota vuelva a cogerlas, por lo que realmente no resuelven el problema, hasta otros que además de matarlas, también eliminan las formas más abundantes, que son los huevos y larvas, y previenen durante un tiempo determinado la reinfestación.
En lo referente a las garrapatas, se trata de arácnidos y pueden ser de dos tipos: blandas o duras. Las garrapatas duras son las más frecuentes en nuestros animales de compañía, y pertenecen a varias especies que presentan algunas diferencias entre ellas. Estos parásitos, a diferencia de las pulgas, se mantienen quietos sobre un punto de la piel, donde se fijan gracias a su potente boca, y empiezan a alimentarse de sangre. Es frecuente ver a una garrapata grande, rodeada de otras más pequeñas. En realidad se trata de una hembra que se está alimentando de sangre, rodeada por varios machos. Aparte de su aspecto repugnante y de las picaduras que les producen a nuestro animal, son bastante peligrosas porque transmiten enfermedades graves como las que hemos descrito al hablar de los parásitos internos. Además, cuando se encuentran en gran cantidad, pueden producir pérdidas importantes de sangre. Es necesario saber también que es difícil quitar una garrapata cuando está viva, y corremos el riesgo de dejar parte de su cabeza dentro de la piel de nuestro amigo, lo que puede ocasionarle desde una infección a una reacción alérgica grave; por eso, lo mejor es rociar el parásito con un producto adecuado (o, si no lo tiene a mano, con un algodón impregnado en alcohol), dejar que muera, y pasado un tiempo tirar de ella con cuidado.
Otras veces vemos gran cantidad de garrapatas muy pequeñas en los animales. Éstas pueden ser garrapatas blandas, o bien garrapatas duras en estado de larva o ninfa.
En general, todas las garrapatas se pueden prevenir con los mismos productos, de los cuales hay varias formas de aplicación: collares, pipetas o sprays que se aplican con determinada frecuencia impidiendo que estos parásitos se suban a nuestro perro o gato, o en todo caso, que se fijen a él.
Hablaremos ahora de otros parásitos externos más pequeños: los ácaros. Se trata también de arácnidos y viven dentro o sobre la piel de los animales, alimentándose de ella o de sus secreciones. Hay varios tipos: ácaros de los oídos, que producen picor en esta zona y secreción oscura en los mismos, por lo que los animales se rascan las orejas causándose ellos mismos heridas y costras en esa zona; ácaros de la sarna, que pueden dar lugar a zonas sin pelo sobre todo en la cara, el pecho y las patas, especialmente en cachorros y animales inmunodeprimidos, si se trata de sarna demodécica, o gran irritación y picor muy intenso por todo el cuerpo si es una sarna sarcóptica; otras sarnas que vemos con menos frecuencia son la sarna notoédrica, que afecta más a los gatos y a veces a los conejos, y la cheiletielosis, producidas por otros ácaros y que también producen picor, costras y caspa.
Algunos de estos ácaros pueden transmitirse a las personas, por lo que su control es importante. En el caso de que su mascota tenga alguno de los síntomas descritos, su veterinario cogerá una muestra de la lesión para mirarla al microscopio, pero por desgracia, algunos de estos ácaros son muy difíciles de encontrar, por lo que a veces es necesario hacer un análisis de sangre para detectar su presencia. En general las enfermedades producidas por ácaros responden bien al tratamiento, aunque éste es largo y se necesita gran constancia y recogida de muestras de piel periódicas para su control. Por último, vamos a hablar de los piojos. También llamados “caspa andante” por su semejanza con pequeñas partículas de caspa amarillenta pero que se mueven, son unos parásitos que vemos con muy poca frecuencia y su tratamiento es muy sencillo porque basta con aplicar un producto específico en pipetas o spray para eliminarlos.
Para terminar esta revisión general de las parasitosis que más frecuentemente afectan a nuestros pequeños amigos (aunque a veces son realmente grandes), queremos señalar que siempre el mejor tratamiento es la prevención. Consulte con su veterinario: es el profesional adecuado para informarle y aconsejarle sobre este tema.